Somos una Iglesia local dentro del Cuerpo de Cristo (su Iglesia a nivel universal) fundada y con sede en Santiago de Chile. Nuestro nombre es “Ministerio Evangelístico Nuevas de Amor y Paz”, de donde nace la sigla MENAP, la cual ha trascendido incluso más que el mismo nombre completo, es por eso que muchas personas nos llaman simplemente “Iglesia Menap”.
Nos denominamos “Ministerio” (del latín “minister”, servidor o criado) porque como Iglesia del Señor hemos entendido que tenemos la labor de ser servidores de Cristo, de su pueblo redimido y también de nuestra sociedad, y el primer servicio que debemos brindar es llevar las buenas nuevas del evangelio a toda la humanidad, las cuales están llenas de amor y paz para todo aquel que abra su corazón a Jesús.
Como Iglesia local nos declaramos una comunidad cristiana, evangélica, pentecostal y autónoma, es decir, no denominacional, la cual rige su credo y normas en el Evangelio original entregado por nuestro Señor Jesucristo y sus apóstoles, y basa sus enseñanzas y acciones en la sana doctrina de las Sagradas Escrituras. Nuestro objetivo primordial es la predicación del Evangelio de Jesucristo para la salvación de toda la raza humana, testificando que el poder de Dios regenera y transforma al ser humano, transformándolo en un hijo de Dios lavado y redimido a través del sacrificio de Jesús en la Cruz del Calvario, haciéndole útil para la Iglesia, su familia y la sociedad.
Como Iglesia creemos en un Dios Trino, es decir, Padre, Hijo y Espíritu Santo; creemos en Jesucristo como el único Salvador de la humanidad, quien murió en la Cruz del Calvario derramando su Sangre preciosa para expiación de todos los pecados, resucitó al tercer día y un día arrebatará a su Iglesia y volverá por segunda vez con sus redimidos para reinar eternamente. Creemos en el bautismo en el Espíritu Santo y en sus dones y frutos, y creemos en la Santa Biblia como la Palabra eterna, inequívoca e infalible de Dios entregada al ser humano. También creemos en el quíntuple ministerio entregado a la Iglesia, es decir, apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros, y creemos que todo cristiano debe ser bautizado en inmersión y participar constantemente del precioso sacramento de la Santa Cena.